Sayid, la venganza del musulmán
Acaban de matar a la pareja de Sayid; Shannon, la rubia superficial que conoció en la isla. La "bala accidental" pasó a escasos metros de él. Es claro que el musulmán se vengará de la culpable, la lidereza del otro grupo de sobrevivientes del accidente de avión, con la que no ha tenido ningún contacto previo. Lo único que sabe Sayid sobre Ana Lucía es que apretó el gatillo y eso le basta para exigir venganza. La historia de Sayid lo revela como un romántico. El objetivo de su viaje era el reencuentro con la prisionera que ayudó a huir, y de la que se enamoró, en Iraq. El boleto de avión lo llevó a traicionar a su país, a su ejército y a un viejo amigo. El sentimiento del amor era tan intenso que fue capaz de sacrificarlo todo por ella. Sin embargo, el destino frustra los planes de Sayid. El accidente de avión lo aleja nuevamente de su meta. Solo conserva una foto de la mujer que ama, la cual aprieta con intensidad hasta que conoce a Shannon. Alta, atractiva, vulnerable, peligrosa, para el musulmán es una mujer por la que vale la pena matar. Semejante aparición provoca que Sayid deje de lado su meta. ¿El romántico se ha olvidado de su objetivo? ¿Perdió acaso el motivo de su existencia? Otro giro del destino funciona entonces como respuesta. La rubia ha muerto en una acción no planeada. Ana Lucía no conoce a Shannon y el disparo ha sido fortuito. Si nos ponemos a pensar en el motor del viaje y el objetivo final, la distracción ha quedado eliminada y Sayid debería estar agradecido; sin embargo, el musulmán clama por venganza y busca la muerte de Ana Lucía. Dos preguntas quedan sueltas: ¿Se puede ser ajeno a los sentimientos, aceptar el destino y continuar el camino fijado? y la más importante ¿Es válida la venganza de Sayid? |
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