Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera
Pocos elementos, mucho que decir. En "Primavera, verano, otoño, invierno y ... otra vez primavera", el surcoreano Kim ki duk logra plasmar en la pantalla las bondades de un haiku budista. ¿Por qué digo eso? Porque esta especie de fabula enmarca la sabiduría de lo que parece simple, pero que sin embargo no lo es. Uno siente que lo tangible puede dejar de serlo, que lo que uno normalmente observa, en la película tiene un significado que se encuentra más allá de lo conocido. La vida puede ser tan simple como lo propone Kim ki duk, pero al mismo tiempo tan complicada...
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