¿Bond?¿James Bond? (Casino Royale)
Todo hombre desea ser James Bond. Él que no lo admite, miente vilmente. Quién no desea alguna de estas cosas: Conducir un Aston Martin, viajar por el mundo, poseer a las mujeres más hermosas o, lo más importante, ganar siempre. Es una cuestión de ego de macho, que todo hombre tiene en algún porcentaje. Y de ego se trata la última entrega de la saga "Casino Royale". Y es que el tema trascendió la pantalla grande. El nuevo 007, Daniel Craig, fue duramente golpeado mucho antes de que se estrenara la película. Que muy rubio, que muy chato, que muy simplón, que muy irlandés. El ego de los fans de Bond, que no querían identificarse con él, buscó sepultarlo sin darle siquiera una oportunidad. Pero, la gran empresa detrás del espía británico supo sacarle provecho a este, a primera vista inconveniente suceso.
Trasladando al personaje a sus inicios le dan la oportunidad de reinventarse. De sacudirse de la soberbia de un personaje que era invencible. De acceder a una humanidad que no tenían sus predecesores. Este Bond sigue siendo hábil en lo que hace, pero también puede flaquear. Tiene que aprender a dominar su ego. A escuchar a Eme. A saber que debe tener una coraza.
Los fans más acérrimos del macho-alfa quizás renieguen de este nuevo Bond. Probablemente, su ego se resista a aceptar debilidades, pero en el fondo se sentirán un poco identificados porque al fin y al cabo la coraza en algún momento cae. Esta vez le tocó a James Bond.
p.d. Harta viejita es hincha del 007
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