Más que una cara bonita
Hacía tiempo que no me perturbaba tanto la carátula de una revista. Frente a mi estaba sacándome la lengua, bajo las letras de Gatopardo, Keyra Knightley, la 'bomba británica' si queremos usar el mismo apelativo aplicado por algunos tabloides. Su peinado despeinado jugaba con el vestido-túnica de enormes aberturas que también combinaba con su rebeldía de chica inocente que aún vive con sus padres. Difícil no volverse loco, difícil no quedarse con la boca abierta.Keyra no es solo una cara, o cuerpo, bonito. Esta nominada en la última edición del Oscar ha logrado poner en aprietos a algunos de los nuevos divos de Hollywood. Clive Owen tuvo que sudar para no perder protagonismo ante la Guinevere de "King Arthur", mientras que Johnny Depp y Orlando Bloom debieron desenvainar sus espadas para no ser derrotados en "Piratas del Caribe". En "Orgullo y Prejuicio" no hubo manera de que le robaran brillo. Espléndidamente recogió el espíritu de una mujer rebelde de comienzos del siglo XVIII. Fue una heroína de novela y todos le creyeron.
Comparada con Audrey Hepburn y voceada para el remake de "Mi bella dama", ya le empezó a sacar ventaja a contemporáneas como Jessica Alba y Scarlett Johansson. De ninguna manera volverá a ser esa especie de doble de la princesa Amidala en "Star Wars, The Phantom Menace". A sus 21 años, Keyra tiene el mundo a sus pies, y a mí de alfombra.
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