sábado, marzo 29, 2008

In dreams (Blue Velvet)


¿Es "Blue Velvet" el relato de un sueño? Si bien los hechos factuales indican que no, el siempre extraño mundo de David Lynch nos dejan esa sensación. Un curioso joven llamado Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), una especie de alter ego del director, motivado por su deseo de correr aventuras va ingresando en un mundo que le es totalmente extraño. En el camino se enamora de una chica buena (Laura Dern), es atraído por una torturada femme fatale (Isabella Rossellini) y se enfrenta con un despiadado ganster (Dennis Hopper). Cada uno de sus personajes aporta en la consumación del deseo del muchacho, que de a pocos se va dando cuenta que alcanzar su objetivo es más complicado de lo que esperaba. Entonces, puede ser detective, voyerista, amante, seductor, héroe, roles que lo llevan más allá de lo esperado. Y así, como jugando el sueño del joven aprendiz de detective se va convirtiendo en pesadilla, una pesadilla que nos muestra las imágenes surrealistas del pintor Lynch llenas de colores sombríos y acompañada por la música del 'serial killer' Roy Orbison. Y así casi como una moraleja, Lynch nos indica que los sueños se pueden convertir en realidad, aunque advierte que si estás en sus manos también pueden ser pesadillas. Claro que uno siempre tiene la chance de despertar.

domingo, marzo 23, 2008

El cantante de bodas (III)

Es fácil detectar el estado de ánimo de una mujer mirando fijamente sus labios hasta sacar la canción que está cantando. Durante las bodas dicha tarea se vuelve más simple, ya no son solo los labios; sino las caderas, las piernas, el pelo, los que revelan la influencia de la canción en la psique de la invitada. Esa entrega total al ritmo y letra la que la desnuda totalmente. Yo suelo acercarme a las que cantan a viva voz canciones de despecho, a las que no dudan en gritar "Vas a querer volver..." o "ya no, ya no...". Esas son blancos fáciles y seguros, casi nunca me han fallado. Pero, las que me atraen son las que bailan con otras mujeres ritmos más duros como los de Alaska Dinarama. Esas que bailan como robot, moviendo poco pero peligrosamente la cintura, muy seguras de si mismas y sabiéndose observadas. Para acercarme a ellas tengo que sentirme muy bien psicológicamente, debo estar con un terno caro, bien afeitado y libre de ojeras. Esas precauciones me han salvado de muchos fracasos, aunque admito que cuando he rebotado lo he tomado deportivamente porque reconozco que no siempre se gana. Eso es algo que un amigo mio periodista todavía no acepta, pese a que se lo he explicado muchas veces. Lo cierto es que es demasiado orgulloso, yo diría que es un caso perdido. Por eso lo veo casi siempre cantar esas tonadas de mujeres despechadas que ellas repudian en labios masculinos. Yo en cambio tengo un rock en mis labios que no podré cantar nunca en las bodas, pero que siempre escucho en mi auto cuando estoy camino a ellas. "Y qué" de Babasonicos es mi canción. Sin embargo, el problema empezó cuando esa letra empezó a sonarme como una cumbia meláncolica.

sábado, marzo 22, 2008

De vuelta

En San Telmo, Buenos Aires, Argentina, entre las calles Chile y Perú, trabajando en un minimarket de una estación de nafta (gasolina) se encuentra un dependiente que afirma haber estudiado en el colegio Perú y haber cantado de niño el himno nacional. Es muy amable y simpático y asegura ser hincha del All Boys, un club de esos que nunca gana y que se ubica en la segunda división del país gaucho.

p.d. vimos a Dylan