sábado, abril 29, 2006


El click

Para tener el click de Axe es necesario gozar de cierto desequilibrio, de un comportamiento egocéntrico que permita mantener dirigida la mirada en los ojos de una mujer durante aproximadamente un minuto. Este personaje soñador debe tener en cuenta que un solo parpadeo puede evitar el contacto entre los dedos y el botón contador, que el cambio de número o números no se efectuará y que puede firmar la defunción de un click. Es necesario que comprenda que las primeras victorias serán las más difíciles y que no debe ceder ante un estúpido pudor. También, debe reconocer que la asignación del aparato no ha sido casual y que tiene una responsabilidad de por medio. Es probable que el contacto con la mujer se reduzca al click mencionado, pero esa minucia no debe importar. Al fin y al cabo no es un sex symbol, sino un simple soñador. Su papel ya habrá sido cumplido a cabalidad. La victoria estará firmada. Ya van 57 clicks. ¿El sueño debe concluir?

lunes, abril 24, 2006

La hora 25

Uno
Eme dice:
Medite maestro, su cuarto de siglo
cableman dice:
Así es hermano tanto tiempo y aún no se nada de la vida
Eme dice:
Le adelanto un secreto
cableman dice:
Digame
Eme dice:
Nunca lo sabrá

Dos
- ¿Cúal es el problema?
- Señor, se ha excedido en velocidad. Aquí solo puede ir a cincuenta y le hemos tomado una foto yendo a setenta y cinco.
- ¿Cuánto es la multa?
- Si la paga esta semana son 150 soles.
- Ta que chess.

Tres
Feliz cumpleaños compare!!
ya que no contestas tu celu, no estás en la chamba y tampoco en tu jato,
sólo me queda saludarte por mail.
Así no es pes. Y las chelas?
El Rey
-seguro se ha ido a cuba

Cuatro
- ¿Qué tal Brunito?¿Cómo lo pasaste?
- Bien madrina, dedicado a la reflexión.
- Muy bien hijito, ya tienes 25 años.

sábado, abril 22, 2006

"Matchpoint", el partido arreglado



La aventura europea de Woody Allen da como resultado la historia de un arribista en clave de tragedia griega. En "Matchpoint" podemos ver como un chico de origen humilde Chris (Jonathan Rhyn Meyers) incursiona en el mundo de la clase alta inglesa, un escenario que no le es del todo extraño porque su pasado como tenista internacional (el deporte de los ricos) ya le ha permitido codearse con ella. Es así que de manera sutil, observamos a este personaje acostumbrado a guardar la frialdad en momentos de tensión participar en una competencia en la cual tendrá que enfrentarse a un rival de fuste, Nola (Scarlett Johanson), otra arribista como él. El drama de Chris empieza a desarrollarse cuando se va desvelando que Nola tiene todas las características necesarias para provocar que no alcance su objetivo: la tranquilidad económica. A pesar de que el ex tenista tiene todo lo necesario para ganar, la sensual aspirante a actriz es quizás una de los pocos rivales que lo puede hacer perder (hasta la cabeza). Es realmente placentero apreciar cada escena en la que los arribistas se encuentran, una réplica de un partido de tenis en el que la sucesión de golpes no deja a ningún jugador bien parado. Un encuentro que se sazona gracias a las diferencias entre ambos, mientras Chris es un encantador de serpientes que confía en los golpes de suerte, Nola es una manipuladora que prefiere no dejar ningún detalle en manos de la casualidad. Es así que ante semejante duelo, uno espera un final justo y no uno logrado a través del "Deux ex machine" que nos concede el dios Woody. Allen no es capaz de separarse de las viejas tradiciones griegas y le concede el matchpoint al personaje que le parece más simpático a través de una trampa en la dramaturgia, dejándonos el sabor de un resultado arreglado no propio de un partido en el que ambos competidores terminaron empapados.
p.d. Un dato adicional, los fans de Scarlett Johanson apreciarán en demasía la película, la comprarán en pirata para verla a cada rato y envidiarán con furia a Jonathan Rhyn Meyers.

viernes, abril 21, 2006

Sayid, la venganza del musulmán


Acaban de matar a la pareja de Sayid; Shannon, la rubia superficial que conoció en la isla. La "bala accidental" pasó a escasos metros de él. Es claro que el musulmán se vengará de la culpable, la lidereza del otro grupo de sobrevivientes del accidente de avión, con la que no ha tenido ningún contacto previo. Lo único que sabe Sayid sobre Ana Lucía es que apretó el gatillo y eso le basta para exigir venganza. La historia de Sayid lo revela como un romántico. El objetivo de su viaje era el reencuentro con la prisionera que ayudó a huir, y de la que se enamoró, en Iraq. El boleto de avión lo llevó a traicionar a su país, a su ejército y a un viejo amigo. El sentimiento del amor era tan intenso que fue capaz de sacrificarlo todo por ella. Sin embargo, el destino frustra los planes de Sayid. El accidente de avión lo aleja nuevamente de su meta. Solo conserva una foto de la mujer que ama, la cual aprieta con intensidad hasta que conoce a Shannon. Alta, atractiva, vulnerable, peligrosa, para el musulmán es una mujer por la que vale la pena matar. Semejante aparición provoca que Sayid deje de lado su meta. ¿El romántico se ha olvidado de su objetivo? ¿Perdió acaso el motivo de su existencia? Otro giro del destino funciona entonces como respuesta. La rubia ha muerto en una acción no planeada. Ana Lucía no conoce a Shannon y el disparo ha sido fortuito. Si nos ponemos a pensar en el motor del viaje y el objetivo final, la distracción ha quedado eliminada y Sayid debería estar agradecido; sin embargo, el musulmán clama por venganza y busca la muerte de Ana Lucía. Dos preguntas quedan sueltas: ¿Se puede ser ajeno a los sentimientos, aceptar el destino y continuar el camino fijado? y la más importante ¿Es válida la venganza de Sayid?